Free hugs!

Son los pequeños detalles los que nos hacen darnos cuenta de las cosas. Pequeñas cosas, muy pequeñas, pero importantes, tan importantes que no nos damos cuenta de la diferencia que pueden marcar. Cosas que son capaces de hacerte sonreír en el día más triste, de sacarte una sonrisa, de hacerte sentir bien, de hacerte planteártelo todo. Así lo hacen los abrazos, los abrazos así, de repente, sin ninguna razón, simplemente porque la otra persona te conoce tanto que sabe que lo necesitas. Los pequeños sacrificios, los gestos, cosas que dejas de hacer porque alguien quiere que estés con ella, porque a alguien le molesta, porque no debes hacerlo, aunque sabes que es lo que más te apetece en el mundo. Porque sabes que por hacer sonreír a ese alguien, dejarías de hacerlo todo, saldrías de casa en ese instante e irías a donde esa persona estuviera, para darle un abrazo. También  sabes que no siempre es recíproco, que no siempre lo ha sido, que te han fallado, que aún a día de hoy no te valora lo que a ti te gustaría, pero aún así, eres capaz de dejar todo deseo o placer que estés viviendo para darle tu pequeño detalle, el que le haga sonreír. El que, entonces, te haga sonreír a ti también.