¿Pero qué cojones está pasando? Todo el mundo parece haber escrito la historia de su vida. Han reservado las fechas de los acontecimientos más importantes y ya saben, a la perfección, todo cuanto concierne a su futuro. Todo el mundo ha trazado su camino y establecido cada una de sus metas. Se presentan como seres imparables ante el destino y no temen a los posibles imprevistos ni a las consecuencias negativas de sus actos. Andan ciegos de razón y empapados de rutina y orden. Son incapaces de pensar en improvisar y no quieren, en absoluto, cambiar ni uno de todos sus perfectos planes. No sé si soy la única excepción o hay más como yo que prefieren ir trazando su camino según vayan avanzando, incluso si ello implica optar por vías diferentes y caer en zanjas gigantescas, o hasta perderse en medio de un desierto. Desconozco si soy la única que no sabe qué quiere hacer en un futuro, ni con quien quiere pasar el resto de su “inredactada” existencia. No sé si quiero hijos o si quiero contraer matrimonio, ni si viviré en este país o dedicaré mi vida a conocer mundo. No sé si quiero sentar la cabeza o vivir haciendo lo que quiero y lo que me gusta sin tener a penas responsabilidades. Pero tampoco me asusta no saber nada. No me importa. Tiempo al tiempo, eso dicen.
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