We're all adicted to things that take away the pain

“Somos adictos a todo aquello que mantiene el dolor lejos de nosotros”. Por eso bebemos, por eso alabamos al alcohol, porque creemos que va a hacernos olvidar del dolor que cada uno guarda dentro. Pero lejos de ese tópico surrealista se esconde una verdad a la que tenemos que plantarle cara cada vez que decidimos mezclar alguna bebida alcohólica con un refresco gaseoso. Lo cierto es que bajo esa combinación tan aparentemente apetitosa, se esconde una realidad que destruye todo lo que queríamos conseguir de ella, el olvido. Lejos de esto, no paramos de pensar en lo que nos hace sufrir y esto nos produce un llanto amargo, doloroso y tan poco apetitoso como un café con sal. Cuando bebemos no olvidamos, recordamos lo que tan desesperadamente queremos dejar atrás. Recordamos lo que nos hace llorar en la soledad inmensa de la noche. Recordamos el dolor de un amor que no existe, de una enfermedad que no termina por irse. Recordamos que siempre habrá algo ahí por lo que llorar, por lo que expulsar el agua que nos ahoga por dentro. Beber no divierte, llorar no es divertido, sufrir mucho menos.