Jamás pude entender cómo puede resultarles tan fácil dejar a alguien detrás sin ni siquiera tener un último bonito recuerdo de las que les hicieron felices durante un tiempo. Da igual cuanto fuera, un mes, una semana, un par de días, creo que nadie se merece quedar “abandonado” en una parada de autobús mientras ve como la persona por la que suspiró se va alejando poco a poco. Un beso en un taxi, un “hasta luego” bajo la luna llena, un abrazo bajo la lluvia. Todos sabemos que son reconocidos como hechos románticos y perfectos para demostrar el amor que sienten dos personas, yo no exijo ninguno de ellos, no los quiero, de hecho los cogería a todos, los metería en un saco y los lanzaría en el lugar más profundo del océano junto con la desilusión que sufren aquellos que no pueden vivirlos. Yo soy de esas personas, nunca he tenido un cuento de hadas, ni mis finales acabaron felices, soy de esas optimistas realistas que no son idiotas y que saben perfectamente que las personas no cambian, solo maduran, o se vuelven cada vez más inmaduras. Siempre nos dicen que si quieres a alguien no te importará que sea feliz aunque no sea contigo, pero también nos dicen que si queremos algo tenemos que luchar por ello. ¿Qué debemos hacer entonces?
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