Escupirle justo en la cara como modo de castigo a lo que inconscientemente hace o premiarle con la sonrisa más despampanante que jamás haya visto nadie. Podemos dar tantas vueltas como queramos, si al final no nos quitamos las vendas será exactamente como andar a ciegas. Tal vez no baste con pensar mucho en ello, ni haya que esperar casi infinitamente a una solución. Quizás no sea cuestión de esperar. ¿Cómo saberlo? O lo que es aún peor ¿qué hacer? En realidad sabes que lo tienes todo a tu favor, ni si quiera el tiempo puedo impedirte elegir, pero nadie espera para siempre, salvo tú. Pobre inocente que cree que todo va a salir bien y considera que con paciencia podrá conseguir lo que quiera, en cuanto quiera. Gran mentira.
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